1.- Parece necesario lograr acuerdos sobre qué contenidos enseñar en la escuela secundaria, sin embargo, es claro que esto tiene estrecha relación con el sentido que se le otorga a la disciplina. Se hace muy presente la dificultad concreta de que los jóvenes transitan por varias escuelas de la zona, tienen experiencias diversas y conocimientos diferenciados, lo que parece dificultar el trabajo cuando no hay acuerdos entre los docentes. Pero la discusión se centra los fundamentos y en el por qué de la matemática en la escuela; más que en una categorización y secuenciación de contenidos. Tal vez los próximos debates deberían focalizarse en analizar enfoques y estrategias de abordaje de cada uno de los temas de la enseñanza.
2.-
3.- Encontrar la posibilidad de que cada uno de los alumnos pueda construir significados sobre la disciplina podría superar en algún punto la antinomia de un sentido u otro. Pero nuevamente la diversidad de capacidades, experiencias e intereses nos obliga a enfrentarnos con nuestros propios modos de pensar la enseñanza. Parece importante darle lugar a nuestro poder de decisión. Decidir qué es lo que entra y qué es lo que no en la enseñanza tiene que ver con nuestro compromiso con la formación de los jóvenes, y con la pasión hacia la tarea y hacia la responsabilidad de la que no nos podemos abstraer en la transmisión de la cultura a las generaciones futuras